Para las Tías que son buenas mamás, me incluyo. Cubrió mi vientre la noche y nunca nació el hijo. Mi corazón ardiente no me permitió el grito, ni el trino. Pero allí la soledad jamás pudo abrir en mi ser una herida, porque con mis ojos empapados fije la mirada arriba. Allí estabán ... ángeles custodios tiernos, todos ... casi divinos pocas niñas, muchos niños. Son dulces, gigantes ... casi etéreos se presentaron: mis sobrinos. Bendito regalos de mis hermanos, cada uno con su estilo. Unos vienen desde mi carne, otros de otro carne, pero igual míos, se sumaron en el camino cada fruto ... exquisito. Hoy me acompañan en mi rumbo peregrino. Los momentos que pasamos son profundos e infinitos, no hay número para contarlos son ellos mi remanso ... Mis dulces sobrinos. Autora: Delia Coronel