HOJEANDO EL ARCHIVO Más de un siglo para abrir la calle Córdoba
Manuel Riva | LA GACETA
“Una parte de la ciudad para la cual el olvido o la indiferencia parece que estuvieran destinados a vivir eternamente, es la que se encuentra detrás de todo lo que comprende la estación del Central Córdoba. Desde la calle 24 de Setiembre hasta Santiago del Estero, en un trayecto de cinco cuadras, no existe un solo paso”. Así describí nuestro diario el 24 de noviembre de 1912 -con apenas cuatro meses de vida- los paredones de las calles Suipacha y Marco Avellaneda que oficiaban de “cinturón” para el desarrollo de la capital tucumana hacia el oeste. Nuestras páginas lograron, en alguna medida, una modificación: el 23 de abril de 1925 se abrió la calle San Juan luego de un largo pleito judicial contra los ferrocarriles ingleses (Ver “La ciudad se abre paso hacia el oeste” del 18 de julio de 2015).
Pero volvamos a 1912. El cronista reclamaba concretamente una particular vía de paso y lo expresaba así: “es necesario que el paredón del Central Córdoba sea cortado cuanto antes, abriendo la calle Córdoba hasta unirla con el boulevard Mitre, pues desde allí en adelante continúa en debida forma. Córdoba es una de las calles de más importancia de la ciudad, con tranvía eléctrico, bien nivelada y afirmada. Por ella, no sólo habría acceso al centro de la ciudad sino también al Central Argentino. Es la calle que, abierta, dividiría casi en dos partes iguales la distancia de cinco cuadras que en la actualidad está cerrada. Y no ocasionaría perjuicios a la empresa, porque no cortaría galpón alguno; cuando más le tomaría una pequeñísima fracción”.
Como se ve, más de 100 años atrás se tenía claro que esa arteria debía ser otro de los pasos hacia el oeste, cosa que aún esperan los tucumanos en 2015 con la apertura de los túneles de Córdoba y Mendoza.
La crónica señalaba asimismo: “falta, pues, solamente la buena voluntad de la intendencia municipal y del gobierno: que, convencidos del progreso que significaría para Tucumán la apertura aunque más no fuera que de una calle, deben hacerlo sin demora, en beneficio de un barrio íntegro”.
También se expresaba una crítica al desarrollo urbano asimétrico de la ciudad: “por el norte la población se extiende rápidamente desde el arreglo del boulervard Sarmiento y de la calle Catamarca; por el oeste nada se hace, sabiéndose que es una de las partes más sanas de la ciudad y llegando el agua corriente hasta el boulervard nombrado”.
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