Arrancó el paro y se prevé un alto nivel de adhesión
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Rechazo a la presión de Ganancias sobre los salarios
No circularán colectivos, trenes, aviones ni subtes. Tampoco habrá bancos, recolección de residuos ni reparto de mercaderías. Las escuelas abren, pero justificarán a los que falten.
Con expectativas de un acatamiento masivo, el sindicalismo opositor inició a la medianoche de este martes su cuarto paro nacional contra la gestión cristinista, agitando como principal reclamo la modificación del impuesto a las Ganancias. En los cálculos previos se espera un paro contundente por la adhesión de los gremios del transporte -que hicieron punta con el llamado a esta medida de fuerza-, la CGT Azopardo que conduce Hugo Moyano y la CTA Autónoma de Pablo Micheli. Pero la protesta abrió también una brecha en la CGT Balcarce, al logró la adhesión de algunos gremios oficialistas o en otros casos la declaración, en contra de la opinión sostenida por la propia Presidenta y sus principales ministros que defienden la aplicación del tributo, de que Ganancias es un impuesto “injusto” y el reclamo “legítimo”.
En la sede de la CGT Azopardo habrá hoy un primer balance hacia el mediodía, y un cierre a las cuatro de la tarde encabezado por Moyano. Para el líder cegetista este es un primer paso hacia la profundización de medidas de fuerza que incluirían un paro de 36 horas con movilización a la Plaza de mayo, posiblemente el 30 de abril.
Los 22 gremios del transporte que habían lanzado este paro ya el 19 de febrero con la expectativa de que se abriera una negociación, que no ocurrió, se reunirán también a media mañana en la sede de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) en la avenida Jujuy para hacer su propio balance y evaluar los pasos a seguir. “No va a ser un paro, va a ser un parazo”, aseguró ayer por la tarde a Clarín, Omar Maturano, secretario general de la Fraternidad. Maturano salió al cruce de los argumentos del Gobierno en contra de la medida de fuerza. “Es una vergüenza lo que dicen de nuestros sueldos. Si son subsidiados no es culpa nuestra, la plata de algún lado tiene que salir, igual que la que paga los sueldos de ellos (los funcionarios). ¿Por qué no dicen que nosotros ganamos lo normal y los demás (que no pagan Ganancias) cobran sueldos de hambre?”, disparó.
Foto: Estación de servicio de Independencia y Paseo Colón, en el barrio porteño de San Telmo. /Mario Quinteros
Por el paro no habrá colectivos, trenes, subtes, vuelos comerciales, transporte de cargas, actividad marítima y portuaria. Tampoco bancos por la adhesión de La Bancaria ni expenderán combustible las estaciones de servicio. Paran los judiciales de la Nación y bonaerense, los estatales de ATE, municipales de la Ciudad y los bonaerenses, y varios gremios docentes (FEB y Udocba; los universitarios de Conadu histórica, de Fagdut en las UTN), entre otros.
El Gobierno persistió en sus argumentos. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro Axel Kicillof redujeron ayer sus propios números al afirmar que Ganancias “sólo afecta” al “6 ú 8%” de los trabajadores. Lo hicieron luego de recibir en la Casa Rosada a empresarios del sector transporte para conminarlos a garantizar el servicio. Para mostrar “normalidad” el Gobierno armó un acto que encabezará Cristina Kirchner en La Matanza (ver aparte). La cita a empresarios de colectivos y la declaración de que se asignarán fuerzas policiales en las terminales para brindar seguridad tuvo una respuesta del titular de la UTA, Roberto Fernández. “El Gobierno no hace más que enfurecer a la gente. Y nos toma de punto. No somos ‘esenciales’ los colectiveros, el que quiera ir a trabajar puede hacerlo en bicicleta. Y les pedimos la misma seguridad los otros 364 días del año, que tenemos que rogar para que no nos peguen o nos maten”, dijo Fernández a Clarín.
Foto: La Terminal de Ómnibus de Retiro, cerrada. /Mario Quinteros
Aunque la CTA no hará cortes esta vez, delegados de izquierda, vinculados al Partido Obrero, anunciaron piquetes en Panamericana; Gaona y Vergara; en la bajada de La Plata de la autopista y en los puentes Pueyrredón y La Noria.
El extendido malestar por el “impuesto al trabajo” quedó reflejado en la adhesión de gremios que integran la CGT oficialista, como los pilotos de APLA. O en los matices. La UOM dio “libertad de acción” (postura que Caló no logró que adoptara la CGT). Un dirigente clave de la CGT Balcarce como el jefe de la UOCRA Gerardo Martínez -defensor del “dialoguismo” a rajatabla- admitió que “es injusto lo que pasa con Ganancias” y anticipó una “gran” adhesión al paro. La conducción ultra K de los metrodelegados del subte criticó el paro pero manifestó comprensión por quienes no vayan a trabajar porque Ganancias “se ha transformado en un tributo injusto”.
Aunque la punta del reclamo es Ganancias también se pide un aumento para los jubilados, y medidas contra la inflación y la inseguridad. Al malestar sindical se suman las últimas estadísticas: la mitad de los trabajadores ganan menos de $5.500, crecen la pobreza (12 millones en los cálculos verosímiles más moderados) y el desempleo. El titular del Sindicato de Estaciones de Servicios, el barrionuevista Carlos Acuña, cuestionó que a Kicillof “defiende el país del relato, pero la realidad es otra”.
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