Premura no tienes y un bostezo de agua se escapa
de tu esencia de río montañez.
Tus piedras se esparcen por tu amplio lecho
como tesoros de tiempos remotos.
Con las grandes lluvias
el gigante se levanta, brama y arrastra
pequeñas casitas y árboles añejos.
Trozos enormes llevan sus aguas
y el bostezo se convierte
en grito de guerra:
¡A todos espanta!
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