Casa de Pueblo
La puerta se cierra, el pasado toma posesión de la casa nuevamente. Lo vivido habitará en la memoria junto a sensaciones que cada uno tuvo.
Ella se nutrió de nuestras vidas y nosotros de su paz guardada en sus entrañas de piedra y raíces.
Cada espacio se llevó una caricia y una sonrisa. No hubo llantos ni riña.
La puerta se cerró y caminamos hacia nuestra rutina. Volveremos a ser quienes fuimos pero con la renovada frescura de ese espacio guardado para los cansados viajeros.
Un rinconcito de pueblo que estará allí para abrazar vidas futuras con paz y seguridad.
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