Un sueño bonito




Mientras descansaba, luego de un día lleno de esos milagros que nos ensanchan el alma y nos dan mucha paz, tuve un sueño.
En mi sueño caminaba junto a un señor común, normal y conversábamos un tema que no recuerdo.
Este señor, que luego identifica como Jesus Nazareno,tenía una gran solidez en sus palabras. Iba muy atenta a sus respuestas y mis preguntas fluían entre él y yo.
Lo curioso fue cuando, mientras me contestaba, ayudó a un dependiente que tenía mucha gente esperando a que la atendieran. Mientras dialogaba conmigo, me vi como omnipresente, él atendía la cola de personas, ya corporizado como otro dependiente.
Terminada la cola de gente, continuamos nuestro camino y subimos al colectivo.
El chofer se veía cansado y enfermo. Se corporizó en el colectivero. Nos llevó a destino.Luego pudo regresar el colectivo y hacer descender a este hombre en la terminal de línea.
En ningún momento detuvimos nuestra charla. Mientras dialogábamos, en ese largo camino, iba tomando el cuerpo de uno u otro trabajador, cansado y agobiado, para ayudarlo.
Me desperté, como si hubiese viajado largas horas al lado de alguien muy querido, con el que me hacía falta charlar: un amigo, un hermano.
Descansé de mi día intenso. Además me di cuenta, aunque ya lo sabía, que Jesús Nazareno está en cada uno de nosotros.
A él no lo vamos a encontrar en palacios, ni en fiestas paganas, sino en cada uno de nosotros cuando necesitemos ayuda para seguir en el diario y sufrido esfuerzo de llevar el pan a casa.
Sólo deseo compartir este bonito/real sueño.
¡QUé Dios los bendiga!
Amanuense

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