Los festejos


Las fiestas, derroche de amor y ternura entre los seres que se aman, suelen desencadenar desencuentros, llantos y dolor.

El elegir donde iremos. Con quién pasaremos esos preciosos momentos, únicos, dividen.

Es necesario un regalo. El costo y la aceptación de quienes lo compran y quien lo recibe, divide.

¡Basta!

Terminemos con el regalo y propiciemos el encuentro en paz y oración.

Dar al otro, no es necesario hacerlo con moños y papel, sino acompañarlos en su soledad y en los tiempos que no nos necesiten.

Tengamos nosotros la bondad de compartir un vaso de agua con ese ser especial.

No tapemos nuestro egoismo con un presente material. No dejemos de lado una palabra tierna por algo que también lo puede adquirir esa persona.

Y hagamos como muchos sabemos, no sólo es ese día el que tengo que glorificar el amor que siento por los seres de amor, sino cada día y a cada minuto de nuestra existencia.

Bienvenidos a la luz. Que lo material jamás cubra el amor.

Lo que hoy sembremos lo vamos a cosechar en el futuro.

El futuro esta ahí, a la vuelta de la esquina.

No a los regalos. Demos amor.

Nuevamente: Bienvenidos a la luz.

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